Respeta la intimidad:
Uno de los grandes problemas de compartir casa es que no tenemos, en principio, la intimidad que tendríamos si viviésemos solos, sobre todo si las personas que viven con nosotros son desconocidos. Por ello es de vital importancia saber respetar la intimidad de los demás ocupantes de la casa. Lo normal es que nadie entre a la habitación de otra persona sin llamar, especialmente si la puerta está cerrada.Incluso si la puerta está abierta es mejor dar un pequeño aviso. Por supuesto entrar en la habitación de nuestros compañeros sin permiso previo es toda una ofensa. ¡Imagínate que le encuentras cambiándose! ¡Qué vergüenza le haremos pasar!
Consejo: No entres en las habitaciones de los demás sin invitación expresa.
Limpieza constante:
Las zonas comunes de una casa son responsabilidad de todos y por desgracia se ensucian rápidamente. Lo más habitual en estos casos es crearse una lista de tareas que se deben de hacer, pero esto no quiere decir que si a alguien le toca mantener limpia la cocina deba limpiar incluso si manchamos al cocinar de manera desproporcionada. ¿O nos gustaría limpiar diariamente el aceite que a alguien se le ha caído en la vitrocerámica?
Si uno de nuestros compañeros limpia evidentemente más que el resto es posible que acabe hartándose de ello y los roces con los demás aumenten. No cuesta nada mantener un poco salubre las zonas comunes.
Consejo: Si manchas algo en una zona común, trata de limpiarlo lo antes posible por ti mismo.
Respeta los horarios:
En una casa cada una de las personas tendrá su ritmo de vida. Es probable que uno se levante a las siete y otro a las diez. Es importante permitir el descanso de nuestros compañeros. No puede ser que el que se levanta a las diez haga muchísimo ruido a las tres de la mañana ni que el que se levanta a las siete haga ruido si sabe que hay gente durmiendo.
Lo mismo pasa para respetar las horas de estudio. No pongas música alta ni veas la tele a todo volumen. Es importante evitar la contaminación acústica.
Consejo: Utiliza auriculares para escuchar la música especialmente si alguien puede ser molestado.
Avisa antes de traer alguien a casa
Las visitas pueden contrariar los hábitos de nuestros compañeros, especialmente si son numerosas e imprevistas. Trata de avisar con suficiente antelación a los demás residentes para que puedan prepararse. No sería agradable que al salir de la ducha con nada más que una toalla encima nos encontremos con una fiesta de cumpleaños en el salón ¿verdad? Pide permiso y no perdón.Paga cuanto antes lo que les debas
Cuando se comparte piso es habitual compartir ciertos gastos: Las bolsas de la basura, productos de limpieza, papel de cocina, comida... Y también es habitual que uno de los inquilinos asuma el gasto hasta que el resto se lo abone. Es mejor pagar cuanto antes, aunque sea un euro o dos. Piensa que ese dinero es una deuda y puede perjudicar a quien le falta.No gastes demasiado:
Algo muy relacionado con el punto anterior es el control de los gastos: luz, agua, gas... Son gastos que se reparten, por ello es importante no excederse con las duchas, cuidar el uso de la calefacción y no dejar luces encendidas si no son de utilidad. Aparte de ahorrar un poco no harás pagar demás a tus compañeros.
Habla con los demás
Es vital que todos los problemas que tengas relacionados con la convivencia se los comuniques a tus compañeros. Piensa que a veces no se darán cuenta de que molestan, o quizás se olvidan de un turno de limpieza. Hablar resuelve los problemas, no esperes que el resto entiendan lo que te molesta.
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