La ilusión:
Pongamos un ejemplo. María, Fran, Elena y Jorge quieren celebrar un cumpleaños para su amiga Marta. La idea fue de María que tiene en muy alta estima a su compañera y quería retribuirle todo lo que la cumpleañera hizo por ella ese año. Jorge dijo que participaría en el segundo en el que leyó por un grupo de Whatsapp la propuesta. Sin embargo a Fran no le ilusionaba demasiado la idea y decidió participar por compromiso.
Al final, el cumpleaños se celebró. María puso su casa, hizo un pastel con ayuda de Jorge y Elena visitó un par de comercios para comprarle un regalo con la colecta común. Elena, Jorge y Fran quedaron para comprar comida y bebida para los invitados, pero finalmente Fran, no pudo asistir y se encargaron los dos primeros.
Al día siguiente, Marta se lo pasó genial y muy agradecida abrazó a los que orquestaron aquella fiesta. María estaba muy feliz por su amiga y aunque sabía que Fran apenas había dedicado una décima parte del esfuerzo que pusieron Elena o Jorge, decidió reprimir aquellos pensamientos negativos.
Probablemente a María se le hará más difícil reprimir esos pensamientos si su trabajo es equiparado al trabajo de alguien que no ha puesto nada de esfuerzo si de forma reiterada se da esta situación.
En un trabajo educativo (universidad, bachillerato...) es muy común que en un grupo de trabajo algunos alumnos esperen una nota comprendido entre 8 y 10 mientras que otros con un 5 se quedan contentos. De esta forma los alumnos más exigentes se sentirán mal al ver que partes de trabajo se quedan con escasa calidad, o se esfuerzan más para ayudar a aquellos que están contentos con un 5 para que el trabajo suba de calidad. Es un caso bastante injusto, pues si cada uno se esfuerza en sus partes del trabajo de forma distinta el que ha trabajado de 10 tendrá un 7, siendo su trabajo menospreciado, y el que ha trabajado de 5 se lleva un 7, teniendo una mejor retribución injusta por su labor. Así, es posible que algunos alumnos se desilusionen y dejen de trabajar por un 10, trabajando por un 7, de esa forma la media se convierte en un 6 y, aunque siguen infravalorados, solo es un punto, no 3.
En estos casos, hay que intentar trabajar de forma igualitaria, buscar grupos con el mismo interés o meta común. La retribución individual debe ser proporcional al esfuerzo individual ejercido durante el trabajo colectivo.
La capacidad:
Cabe destacar también otra dimensión del trabajo en equipo. No todos los componentes del equipo tienen las mismas capacidades. Algunos miembros saben redactar muy bien, otros son capaces de buscar información, otros pueden usar herramientas de informática para hacer presentaciones donde exponer los resultados y otros tienen una capacidad oratoria notable...
El trabajo permitirá que unos aprendan de otros y el trabajo se desarrolle con mejor calidad y rapidez.
Los grupos así mismo deben estar nivelados con las capacidades. Un grupo debe tener miembros con capacidades de nivel similar, aunque de vez en cuando pueda ser útil que uno de los miembros no tenga desarrollado unos conocimientos adecuados. Así aprenderá del resto, sin embargo, hay que ser cuidadoso en no sobre proteger a algún miembro ni dejar a cargo una tarea a uno de forma exclusiva.
El aprendizaje:
Si se sobre protege a algún miembro porque "sus conocimientos son menores", este nunca aprenderá. Debe afrontarse a una cantidad de trabajo adecuada y a unos objetivos que estén poco alejados de su nivel actual, pero que poco a poco se acerquen al nivel de conocimientos que tiene el resto del grupo.
Si solo un miembro se encarga siempre de la misma tarea, esa persona sabrá realizar la tarea a la perfección, pero un equipo debe ser interdisciplinar. Puede resultar muy favorable que, de vez en cuando, se turnen los roles, para que todos puedan desarrollar las distintas capacidades a un nivel adecuado.
El respeto:
En equipo, es necesario el respeto por cada una de todas las personas que están en él. Tratarse de igual a igual, sin insultos ni menosprecios. Si alguien no se toma en serio el trabajo debe hablarse, compartir puntos de vista y de forma imparcial, tomar una decisión sobre ello.
Si alguien siente que trabaja mucho más que otra persona, debe verse si esto es verdad, y de ser así, o bien repartir mejor las tareas, o aumentar la retribución de la persona qué más trabaja. Se debe evitar siempre ignorar los problemas porque, en la mayoría de los casos, no se solucionan solos.
El sentimiento de grupo:
La satisfacción de pertenecer a un grupo inclusivo, que respeta a todos sus miembros y trabaja por una meta común puede maximizar la ilusión por conseguir las metas y llevar la exigencia a un nivel superior.
Trabajar es algo tedioso, pero si el ambiente de trabajo es respetuoso y trata todos los problemas que surgen, trabajaremos a gusto y muy probablemente nuestra productividad como individuos y grupos aumente.
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